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Texto Curatorial

Nuevos cánones de representación en la era de la inteligencia artifical

Del canon de la forma al canon del algoritmo

El surgimiento de la inteligencia artificial generativa ha introducido un nuevo paradigma en la creación visual, redefiniendo las dinámicas de poder entre el creador, la herramienta y la obra. En este contexto, el prompt emerge no solo como una simple instrucción, sino como un lenguaje estético en sí mismo, con su propia gramática, sintaxis y, lo que es más crucial, su propio canon.

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A lo largo de la historia del arte, el cuerpo ha sido el vehículo para expresar los ideales de cada época. Desde el canon clásico de Praxíteles, que postulaba una matemática de la forma en busca de la perfección, hasta las rupturas del modernismo y figuras como Hannah Höch, que fragmentaron el cuerpo para reflejar un mundo roto y caótico, la representación corporal ha sido un campo de batalla filosófico y político.

Sin embargo, el cambio de paradigma actual es de naturaleza cualitativamente distinta. El cuerpo, que durante siglos fue objeto de estudio en la academia y los talleres, ha sido convertido en dato. Se ha descompuesto en miles de millones de píxeles, texturas y formas que son "consumidas" por los algoritmos de las inteligencias artificiales. En este proceso, el prompt actúa como el nuevo "cincel" de la creación, pero con un poder inédito: el de evocar una estética sin necesidad de un referente empírico, sino a través de la codificación textual.

La IA no crea cuerpos, lo que hace es reproducir, recombinar y reforzar los cuerpos que ya existen en sus bases de datos. Si un prompt solicita "una mujer hermosa", el algoritmo probablemente generará una imagen que se asemeja a los estándares hegemónicos de belleza occidental. 

Este fenómeno es una manifestación de lo que podría denominarse la biopolítica algorítmica. Si, como afirmaba Michel Foucault, el poder opera disciplinando y controlando el cuerpo, hoy esta disciplina se ejerce a través de la invisibilidad de los datos y los algoritmos. El prompt se convierte en un instrumento de control, un nuevo canon que premia la norma y sanciona la diferencia. Lo "bello" y lo "aceptable" son codificados en el lenguaje de la máquina, reproduciendo sin crítica los sesgos de una sociedad de consumo y espectáculo.

Esta nueva realidad también abre un campo de batalla para la resistencia y la subversión. El arte contemporáneo, siguiendo el legado de figuras como Orlan o Patricia Piccinini, puede utilizar la misma herramienta para deconstruir el canon que el algoritmo intenta construir. Los artistas están experimentando con prompts que deliberadamente rompen con la norma, que generan cuerpos monstruosos, ambiguos, vulnerables y "defectuosos".

Esta ética de la mutación busca desestabilizar la noción de cuerpo como un ideal estático para reafirmarlo como un proceso en constante devenir. La creación de un cuerpo disforme por un prompt no es un error de la máquina, sino una elección estética del artista para desafiar la "apropiación banal" que genera la IA por defecto.

Las estéticas del prompt nos obligan a reevaluar nuestra relación con el cuerpo y la tecnología. Ya no se trata solo de representar la forma humana, sino de entender cómo el lenguaje y los datos que la describen la están re-creando ante nuestros ojos. La inteligencia humana, como capacidad de imaginar, cuestionar y sentir, se convierte en el contrapunto vital a la lógica algorítmica.